
Gracias señor presidente,
Compañeras diputadas, diputados:
En línea con la agenda de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, el pasado día 6 de abril se presentó en esta tribuna una Iniciativa de Reforma al Artículo 28 de la Constitución, para incorporar a las prioridades del Banco de México, además de la estabilidad de la economía, la de procurar el crecimiento y la generación de empleos en el país. Dicha iniciativa también busca otorgarle la atribución de regular la administración de las reservas de divisas internacionales.
Esperando que la misma sea aprobada, hoy se presenta una reforma a la Ley del Banco de México, en sus artículos segundo, tercero, noveno, décimo segundo, décimo octavo, décimo noveno, vigésimo primero, vigésimo tercero y quincuagésimo tercero. Con ella se propone dotar a esta institución de los instrumentos y la flexibilidad que podrían ser necesarios para cumplir con ese nuevo mandato. Esta reforma a la Ley del Banco de México define el objetivo del banco central, como la búsqueda de la estabilidad sostenible del poder adquisitivo de la moneda nacional, mediante el fortalecimiento de la actividad productiva y la generación de empleo en el país.
Siempre en función de ese objetivo, se propone que el Banco de México presida la Comisión de Cambios y pueda fortalecer las reservas de divisas hasta revertir el efecto negativo del arbitraje, como una decisión para alcanzar la soberanía monetaria. Asimismo, se abre la posibilidad de que el Banco pueda prestar valores al Gobierno Federal para respaldar proyectos estratégicos de las empresas públicas y de la banca de desarrollo.
Con estas reformas se consolidan las obligaciones del Banco de México, se preserva la autonomía de la institución y se aumentan las herramientas de las que puede disponer para alcanzar sus objetivos, incluyendo, paradójicamente, la posibilidad de una mayor coordinación con el Ejecutivo.
Para explicar la importancia de estas propuestas vale mencionar la posición que asumió el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en una entrevista reciente. El funcionario argumentó que no es necesario que se agregue el objetivo de promover el crecimiento y la generación de empleos, porque, afirmó, el actual mandato del Banco de controlar la inflación no se opone al crecimiento económico. Explicó que una inflación baja y estable permite tener mejor financiamiento y bajas tasas de interés.
Y tiene razón, porque cuando se logra frenar la inflación con producción interna, con una mayor competencia entre regiones y productores del país, con una mayor productividad e innovación, y menor dependencia del exterior, las economías crecen con mejores condiciones de financiamiento y una mayor certidumbre en el comportamiento de los precios. Queremos que el Banco de México actúe con esa visión.
Desafortunadamente, como se ha observado en los últimos años, eso no se logra con la estrategia aplicada hasta ahora por esa institución, porque ha contenido la inflación mediante el subsidio a las importaciones, aumentando la dependencia y sometiendo a la estructura productiva del país a una competencia desventajosa, comprometiendo los recursos que con una estrategia diferente habrían apoyado a los productores nacionales.
Por cierto, eso no es algo que ignore el funcionario. En la entrevista mencionada destacó, entre los factores que están frenando a la inflación en estos momentos, "una apreciación muy significativa del tipo de cambio…(que es) un factor que sirve para mantener bajos los precios de los bienes comerciables y es la razón por la cual la inflación subyacente viene comportándose mejor de lo que esperábamos”.
Cabe recordar que esa ha sido la historia de los últimos años, en los que el peso se fortaleció por la gran disponibilidad de divisas que tuvo México, gracias a la liquidez y las bajas tasas de interés en los mercados mundiales, a las exportaciones de petróleo, las remesas, la inversión extranjera en sectores estratégicos, los dólares del narcotráfico y los capitales especulativos. Nunca en la historia del país se había contado con esa masa de recursos cuya ausencia en otras ocasiones fue la causa de profundas crisis. Sin embargo, no se utilizaron para financiar el crecimiento, sino para subsidiar las importaciones para contener la inflación.
Por eso, a casi 10 años de que en México se logró romper el piso de 5 por ciento de inflación anual y de la aplicación de importantes reformas estructurales que implicaron la apertura de sectores estratégicos y, a pesar de la masa de recursos de la que dispusieron los operadores de la política económica, no mejoraron las condiciones para la mayor parte de la planta productiva y el deterioro social es muy grave.
Hoy, la mayoría de esos factores siguen pesando, pero ha aumentado la importancia de los capitales especulativos y eso ha propiciado una mayor apreciación del peso, a tal grado que, para regular ese fenómeno, la Comisión de Cambios puso en marcha un esquema de subasta de compra de divisas, para aumentar las reservas. El problema está en que eso no obedece a una estrategia y sólo se propone acumular activos financieros sin darles un uso rentable para el país.
En estos diez años, la estrategia para bajar la inflación ha contado con condiciones que se comparan ventajosamente con todo lo vivido en el pasado. Sin embargo, el entorno favorable a esa política no será permanente, por lo que es necesario anticiparnos y tomar medidas para fortalecer a nuestra economía, único soporte del bienestar de los mexicanos. Por eso, los invito a apoyar esta propuesta de reforma a la Ley del Banco de México, que obliga a la institución a ser más creativa en el uso de los recursos, como una de las medidas que se deben adoptar para corregir el rumbo de nuestra economía, en beneficio de los mexicanos.
Muchas Gracias
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